Skincare Myth: Your skin absorbs everything you put on it

Mito de la Dermocosmética: Tu piel absorbe todo lo que le aplicas

La piel es impermeable y resistente al agua.

¿Alguna vez te han dicho, "Tu piel absorbe todo lo que le aplicas"?...

Este es uno de esos mitos perpetuados por todos, desde la señora de la cafetería hasta el New York Times, que circula por la internet durante años en un ciclo vicioso interminable.

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Mito de la Dermocosmética: Tu piel absorbe todo lo que le aplicas

Manuela Valenti

Y no importa cuántas veces intentemos desmantelarlo, ¡sigue volviendo! Pero cuando lo comparten médicos que se convirtieron en profesionales del cuidado de la piel y aparentemente olvidaron los principios biológicos básicos, es sencillamente imperdonable.

El hecho es que esa afirmación no es cierta o, como diríamos en 2022, es una noticia falsa. (¿Seguimos diciendo eso?).

Permeabilidad de la piel

La piel, el órgano más grande del cuerpo humano, actúa como barrera y cumple una función increíble. Evita que se derramen las entrañas (músculos, venas, tendones, huesos, órganos y todo lo demás), y evita que entren en nuestro organismo la mayor parte de lo que nos rodea, como el agua, la tierra, el polvo, los gérmenes, los virus, las bacterias y mucho más. Si no fuese así, nos convertiríamos en champú, jabón y globos de agua después de cada ducha. Es una visualización divertida, ¿no?

La piel absorbe HASTA el 60% de lo que se aplica SI y SÓLO SI es lo suficientemente pequeño como para penetrar todas las capas de la piel.

Este HASTA 60% es una estimación aproximada, no exacta, sino una estimación muy inflada y poco precisa, por así decirlo, porque por alguna razón la gente necesita tener un número vinculado a todo.

Pero este número inflado no preciso depende de muchos factores, incluidos, entre otros, con qué entra en contacto nuestra piel, en qué concentraciones, la edad del individuo, su peso, el pH de la sustancia química, con qué parte del cuerpo entra en contacto la sustancia química (ya que no toda nuestra piel tiene la misma capacidad de absorción), la temperatura del cuerpo y la temperatura del compuesto en el momento del contacto, la salud general de la persona, la salud física de la piel y el tamaño de las moléculas, entre muchos otros factores.

El grosor de la piel, el número de capas de células, el tamaño de las células de la epidermis y del estrato córneo y la distribución de los folículos pilosos afectan en gran medida a la permeabilidad de la piel. Como regla general, cuanto más fina es la piel, mayor es su tasa de absorción.

Por Normal_Epidermis_and_Dermis_with_Intradermal_Nevus_10x.JPG: KilbadRecortado y etiquetado por Fama Clamosa (discusión) y Mikael Häggström, respectivamente - Normal_Epidermis_and_Dermis_with_Intradermal_Nevus_10x.JPG (Dominio público)La escala en la parte inferior izquierda se creó a partir de una estimación de núcleos de células epidérmicas promedio de 8,6 μm según el siguiente estudio:(2011). "Identificación automatizada de queratinocitos epidérmicos en microscopía confocal de reflectancia". Journal of Biomedical Optics 16 (3): 030502. DOI:10.1117/1.3552639. ISSN 10833668., Dominio público, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10759481

Por Mikael Häggström, basado en el trabajo de Wbensmith - Archivo:WVSOM Meissner's corpuslce.JPG por Wbensmith. Las capas se dibujaron según la imagen de la página de inicio de Deborah S. Dempsey, Departamento de Ciencias Biológicas, Northern Kentucky University > V. PIEL > 2 CAPAS ([1]), CC BY-SA 3.0, https://commons.wikimedia.org/w/index.php?curid=10759398

La razón por la que este número del 60% no es una medida exacta es porque no absolutamente todo penetra en nuestra piel, y no todo lo que penetra en la piel lo hace al mismo ritmo, en la misma cantidad o penetra completamente todas las capas de nuestra piel para llegar a nuestro torrente sanguíneo, sistema linfático y órganos.

Si el 60% fuera una medida exacta, imagina el tamaño que alcanzaría tu cuerpo con solo nadar en una piscina o en el océano. El 60% del agua de esa piscina o playa estaría dentro de ti en un abrir y cerrar de ojos. Globos de agua humanos instantáneos. Sin embargo, eso nunca ha sucedido en la historia.

El agua, por ejemplo, no puede penetrar la piel desde el exterior hacia el interior. Esto se debe a que la piel es buena en lo que hace y a que el epitelio escamoso estratificado, también conocido como estrato córneo, está queratinizado, lo que lo hace impermeable y a prueba de agua. El agua penetrará en las células de la capa exterior de la epidermis, el estrato córneo, hinchándolas, pero no penetrará más allá, por lo que sentarse en un charco de agua durante un tiempo hará que te veas arrugado como una ciruela pasa.

Nuestra piel es permeable hasta cierto punto, o impermeable hasta cierto punto, como queramos verlo. (1, 2)

Algunos productos químicos logran pasar sin problemas, mientras que otros no, y existe una razón básica para ello: el tamaño de sus moléculas.

El tamaño importa. Pero no siempre.

Permítanme presentarles la regla de los 500 Dalton. La regla de los 500 Dalton establece que para que una sustancia pueda atravesar la barrera cutánea, debe tener un peso molecular inferior a 500 Dalton. La mayoría de los alérgenos tienen un peso molecular inferior a 500 Dalton, pero el tamaño no es el único factor que influye en la penetración dérmica. (3)

El agua, por ejemplo, tiene un peso molecular de 18,01528 g/mol = 18,01528 Dalton. La glicerina, por otro lado, tiene un peso molecular de 92,09 Dalton. En teoría, según esa regla, el agua y la glicerina deberían poder atravesar la piel sin problemas, pero no lo hacen. Esto se debe a que, como se ha mencionado anteriormente, la piel de la superficie es impermeable y resistente al agua. Sin embargo, los químicos de esas sustancias podrían potencialmente atravesarla dejándo el resto fuera.

Dependiendo del tamaño de las moléculas, el pH, la polaridad y muchos otros factores, ciertas sustancias permanecerán sobre la piel, dentro de la capa externa de la piel o penetrarán en toda su extensión, en algunos casos casi intactas y sin cambios.

En el caso de los cosméticos, en particular, la mayoría de los ingredientes no pueden penetrar en la piel, simplemente porque sus tamaños moleculares son demasiado grandes o su polaridad no es la correcta. Algunos ingredientes activos diseñados para ser transportados a la piel o absorbidos por ella, se incorporan al tejido conectivo de la piel, donde ejercen su magia, como decimos, o son metabolizados, es decir, descompuestos por nuestra piel y nuestro cuerpo. Lo que se necesita permanece en las capas de la piel donde es utlilizado y el exceso va al torrente sanguíneo y es desechado por los órganos encargados de eliminar las toxinas de nuestro cuerpo (riñones, hígado y colon; no, tu piel y tu sistema linfático no son órganos de desintoxicación).

Lamentablemente, no todos los ingredientes hacen eso, y ahí es donde los químicos cosméticos deben ser muy cuidadosos. Los químicos cosméticos, en su mayoría, evitan a toda costa la penetración dérmica involuntaria de ingredientes activos. Al menos la mayoría de nosotros lo hacemos. En una carrera desesperada por lograr la tan esquiva apariencia perpetuamente juvenil, algunos formuladores olvidan que nuestro objetivo es mejorar la apariencia de la piel sin dañarla ni afectarla negativamente. Las partículas lo suficientemente pequeñas, llamadas nanopartículas, atravesarán las capas de la piel sin esfuerzo, suponiendo que sean más pequeñas de 500 Dalton. Cuando el ingrediente se ha estudiado lo suficiente para demostrar su eficacia y que no presenta efectos secundarios dañinos para el cuerpo humano, el ingrediente se convierte en un fenómeno en el cuidado de la piel. Sin embargo, no todos los ingredientes pasan por el mismo proceso riguroso y muchos pasan desapercibidos, por así decirlo.

Entre los muchos ingredientes que se han puesto de moda en los últimos años en materia de cosmética, los metales preciosos y semipreciosos coloidales, como el oro, la plata, el titanio y otros similares, con afirmaciones bastante engañosas, limitadas y poco científicas (pseudo-científicas), se están utilizando en preparaciones dermocosméticas, incluso en contra de las regulaciones actuales, en niveles no aptos o seguros para su uso regular o diario. Estos metales en forma de polvo extremadamente fino, promocionadoes como el mejor descubrimiento en materia de dermocosmética, penetran en la piel sin ningún esfuerzo, permaneciendo completamente inalterados, y eso es un problema.

Los defensores de estos metales preciosos y semipreciosos en el cuidado de la piel se centran únicamente en los beneficios que estos metales supuestamente tienen para la piel, y digo supuestamente porque los resultados no son concluyentes, sin tener en cuenta los posibles efectos secundarios negativos.

Dado que el cuerpo humano no se beneficia en absoluto ni tiene necesita de estos metales, a diferencia del hierro y el cobre, por ejemplo, que el cuerpo necesita en cantidades relativamente muy pequeñas para funcionar correctamente, la plata, el oro y el titanio tienen el potencial de ser perjudiciales para nuestra salud y bienestar general, como se ha observado en numerosos estudios realizados in vivo e in vitro.

Sólo porque brilla no significa que sea bueno para ti.

Si no te gustaría caminar por la calle como los pitufos, con un tono de piel permanente de tono azul plateado, sufriendo de muchos problemas de salud como efectos secundarios, es mejor que te alejes de los productos que contienen plata coloidal. Si no quieres sufrir daños en los riñones, el hígado, los intestinos y el bazo, es mejor que evites los cosméticos con oro coloidal. (4, 5)

Como buena práctica debemos ser conscientes de lo que nos ponemos en la piel, tanto como de lo que comemos, bebemos y respiramos. Saber qué ingredientes debemos estar al tanto, sus beneficios o posibles efectos negativos y cuáles debemos evitar por completo, es importante para nuestro bienestar general. Pero suponer que todo lo que nos ponemos en la piel se absorberá no es una realidad, sino un mito sin fundamento creado solo con fines de mercadeo, en particular en la "industria dermocosmética".

La concientización no debe traducirse en alarmismo, sino en conocimiento consciente para que TODOS podamos tomar decisiones informadas.

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